miércoles, 19 de abril de 2017

MOHOZA LA SUBLEVACIÓN DE LOS FORASTEROS

Artículo Publicado en el libro: Fernández Quisbert, Ramiro (2007)
Resistencia indígena, poder local y desarrollo agropecuario en los Andes, CNHB, La Paz.

Fuente: Plaza central e iglesia del pueblo de Mohoza (Lanza) 1948, en: Homenaje al IV Centenario de la fundación de La Paz.
INTRODUCCIÓN
Los días 28 de febrero al 1ero. de marzo de 1899, en medio de la Guerra Federal que enfrentó a las fuerzas liberales del norte y las conservadoras del sur en Bolivia, se dio un acontecimiento importante para comprender la historia de este proceso. Los periodistas e intelectuales de la época le han dado diversos denominativos, “La Hecatombe de Mohoza”, “La Noche Triste de Mohoza”1, “La masacre de Mohoza” donde el escuadrón Pando (del ejército Liberal) compuesto por 120 efectivos fue aniquilado por los indios sublevados en este pueblo y las comunidades aledañas.
¿Qué indujo a los indios de Mohoza para avasallar tan violentamente a sus aliados liberales?,¿Qué factores internos o externos influyeron en este acontecimiento?, ¿Qué explicación podemos dar hoy sobre ese suceso?
Quizá se puedan ejercitar varias interpretaciones, lo evidente es que el hecho fáctico ocurrió y al finalizar la guerra, el triunfante partido liberal llevó adelante una represión brutal, una venganza, donde el aparato represivo y el judicial actuaron en concomitancia. Indígenas muertos de forma indescriptible, confinados, encarcelados, torturados, son la prueba contundente de estos acontecimientos luctuosos y además, el Proceso de Mohoza que se ventiló de 1900 a 1905 y que condenó a sus supuestos líderes, al Cacique Apoderado Lorenzo Ramírez, Pedro Churqui y Domingo Guairaña, como actores principales de los sucesos y a Pablo Zárate Willka como actor intelectual2.
1 Ricardo Eguino, “La noche triste de Mohoza” El comercio, La Paz, 1899,
2 Véase, Rigoberto Paredes. La provincia Inquisivi, Talleres gráficos de J.M. Gamarra, La Paz, 1906; Bautista Saavedra. “El Proceso Mohoza” en: El Ayllu, ed. 4ta. Juventud, La Paz, 1971, pp.135-157.
Desde el trabajo pionero de Ramiro Condarco Morales sobre la gran sublevación indígena de 1899, mucho se ha escrito sobre el tema3, sobre la relación política de los indígenas con los liberales, sobre la misma relación entre los indígenas Zarate y Ramírez, sobre la relación de los hechos ocurridos a nivel nacional y local. Pero muy poco se ha reflexionado sobre la relación de estas comunidades del cantón Mohoza con el aparato del Estado, con sus organismos de relación más directa: La Prefectura de La Paz, La Subprefectura de Inquisivi,
Los Corregidores, los agentes cantonales, las Juntas Municipales, los organismos revisitadores. Las fuerzas represivas y desde luego con los hacendados, los vecinos y finalmente, entre las mismas comunidades. Al arribar a este punto, podemos formularnos una interrogante clave para comprender estos acontecimientos: ¿Qué factores internos influyeron para que los indígenas y mestizos del pueblo de Mohoza y comunidades aledañas, incluso Cavari, hayan decidido, romper la alianza con los liberales y finalmente dar fin con el Escuadrón Pando?
Las hipótesis que generalmente se manejan, son las siguientes: Lorenzo Ramírez cacique apoderado de las comunidades de Mohoza, pertenecía a la red de Caciques apoderados que apoyaban a Pablo Zarate Willka, y que actuaron bajo sus ordenes. En parte, esta hipótesis ha sido corroborada. Sin embargo, la cuota de participación que les correspondió a las comunidades sublevadas no está clara, pues los datos generales, incluso del juicio, no consideran los conflictos de estas comunidades con el Estado, los últimos veinte años del siglo XIX, sino sólo el contexto del momento, la guerra federal y la alianza indígena con los liberales, temas tratados sobreabundantemente, nos parece que la investigación debería buscar comprender y explicar, los mecanismos, la sucesión de hechos, el engarce coyuntural de las fuerzas sociales, el despliegue y el choque de fuerzas, en este espacio menor, que impacta de manera decisiva en la política nacional y en el pensamiento darwinista social de los liberales en el siglo XX, que se desgarra enfrentando al indio. Constituyendo un Estado oligárquico anti-indio.
Aceptamos la hipótesis sobre la articulación de la red de caciques, de la relación de Pablo Zárate con Lorenzo Ramírez, y lo ya mencionado, sin embargo, creemos que esto se dio de manera coyuntural, bajo el contexto de la guerra. La hipótesis que nosotros vamos a sostener en el trabajo es la siguiente:
Las comunidades de Mohoza, han arrastrado desde la colonia, un problema de distribución de tierras. Para 1894, el régimen conservador dio fin con las comunidades de la zona, todo el proceso de exvinculación desde 1880, eliminó las comunidades y sólo dejó indígenas pequeños propietarios de sayañas y una gran población sin tierras.
La presencia de los forasteros sin tierra, habitantes de las estancias comunales era muy fuerte, alrededor del 80% del total de contribuyentes. Las medidas revisitarias, crearon una masa flotante de Forasteros o agregados sin tierra, así que con las medidas de revisita y la imposición del alza del pago del impuesto territorial a esta masa Forastera, provocaron la protesta y el rechazo unánime a estas medidas que se manifestaron en la negativa sistemática a pagar el impuesto y a las operaciones de las mesas revisitadoras.
3 Ramiro Condarco Morales. Zarate “El Temible Willka”, historia de la rebelión indígena de 1899 en la república de Bolivia, La Paz, 1983; Marie Danielle Demelas. “Darwinismo a la criolla: El darwinismo social en Bolivia 1880-1910” en: Historia Boliviana 1/2 Cochabamba, 1981; Pilar Mendieta Parada. “Resistencia y Rebelión en Mohoza, La masacre de 1899, tesis de Licenciatura en Historia, Carrera de Historia, La Paz 1994; “El Darwinismo social y la exclusión política del indio a principios del siglo XX: El Proceso de Mohoza 1899-1904”, en: Historia Nro. 23, La Paz 1998; Ramiro Fernández Quisbert. Los Conflictos políticos en la provincia Inquisivi (1880-1900), 1992, inédito; Marta Irurozqui, La armonía de las desigualdades. Elites y conflictos de poder en Bolivia 1880-1920, Centro Bartolomé de las Casas, Cusco, 1994.
Consecuencia de aquellas medidas fue la represión que sufrieron a lo largo de estos veinte últimos años del siglo XIX, el desorden que produjeron a las arcas de la Subprefectura de La provincia Inquisivi, es lo que los hizo virtuales enemigos de la elite local, conservadora y liberal.
Dos décadas de negativa y represión de 1880 a 1899, explican la raíz de la reacción brutal de las comunidades en contra de los abusos del Escuadrón Pando, conformada por los hijos de la oligarquía provinciana. Pero Veamos los antecedentes que contextualizan esta hipótesis.
ANTECEDENTES PREHISPÁNICOS
Diversos estudios han demostrado que las comunidades de la actual provincia Inquisivi han sido ocupadas por mitimaes de las zonas altas, esta ocupación de las zonas de valle o quirwas, ya por los tiwanacotas, los señoríos aymaras o los incas, siguieron distintas lógicas con el afán de expansión política o complementación económica. Roberto Choque en sus estudios de los Cacicazgos Aymaras, por ejemplo, sostiene que los Pacajes y los Lupacas lograron establecer dominio de tierras en Inquisivi, Capiñata y Cavari.
El control vertical u horizontal de pisos ecológicos de las zonas de valle fue evidente como se comprueba por los estudios de Condarco (1971), Murra (1975), Barragán (1982), Saignes (1985).
El historiador Roberto Choque al respecto sostiene que:
“..Las Marcas de Q’araqullu y Sicasica asentadas en la puna próxima a los valles interandinos de las provincias de Sicasica e Inquisivi correspondiente a la parte Urqusuyu, posteriormente como hemos referido han sido desvinculadas del señorío Pakaxe, Q’araqullu tenía maíz para pagar una parte de sus tributos, porque tenía acceso a los valles de Ichuqa, Wille y Willacha…..”4
Sobre el mismo espacio Rossana Barragán sostenía lo siguiente:
“-- En el estado actual de la investigación (1982), parece que el señorío de los Pacajes y el señorío de Chucuito tenían acceso a los valles de Inquisivi y Luribay: las poblaciones de Pacajes de Caquingora, Calacoto, Callapa, Machaca, Tihuanaco, Guaqui y Viacha tenían mitimaes en Capiñata, Cavari, Luribay, Collana, Cohoni, mientras que los de Chucuito tan solo en Capiñata e Inquisivi...”5
Lo que nos cuestionamos al leer las anteriores citas es: ¿porqué ambos trabajos no consideran nunca a Mohoza, pero sí a los lugares que colindan con ella, es decir a las zonas de Ichoca y Cavari?
Los primeros datos coloniales sobre la zona considerados por diversos autores presentan algunas contradicciones. Un dato curioso es el que proporciona Nicolás Sánchez Albornoz en un cuadro de población y tributo6, donde considera datos de 1573-1683 globalizando la
4 Roberto Choque Canqui. “El espacio socio-económico Aymara: El caso Pakaxe”, en: Historia, edición especial, La Paz, 1997, p. 504.
5 Rossana Barragán. Etnicidad y verticalidad ecológica de Sicasica, Ayoayo, y Calamarca siglos XVI-XVII. El acceso vertical y el nacimiento de la hacienda en Palca, MUSEF, La Paz, 1982, p.
6 Nicolás Sánchez Albornoz, Indios y tributos en el Alto Perú, IEP, Lima, 1978. Cuadro de Variación de la población indígena en 10 repartimientos entre 1573 y 1683, p. 135.
información bajo el nombre de Mohoza datos del Corregimiento de Caracollo, en el comprendido que este corregimiento abarca muchas otras zonas. Ahora, en los datos del cantón Mohoza en el siglo XIX encontramos a las comunidades de Ivero y Vilacha, que parecen asemejarse a Wille y Willacha, mencionadas por Roberto Choque que se basa en unos registros coloniales de 1591, constituyéndose en las comunidades mas antiguas del lugar. Rossana Barragán, considera en su estudio a todas las comunidades aledañas, pero en sus datos del siglo XVI y XVIII, 1594 y 1729, no a Mohoza.
Lo evidente es que el nombre de Mohoza no se encuentra en los documentos consultados por Choque y Barragán, sí en el trabajo de Sánchez Albornoz, pues presenta un documento de 1690 de las cajas reales y los escritos coloniales desde 1733, adelante, ¿Por que Sánchez Albornoz asume en los documentos de 1573 el nombre de Mohoza y coloca los mismos datos que Caracollo?, error, simple deducción?
TIERRAS EN EL COLONIAJE
Durante la colonia el sistema de control vertical de pisos ecológicos se vio afectado por diversos factores, algunas tierras del valle fueron declaradas propiedad de la corona para ser vendidas mas tarde, lo mismo ocurrió con algunas tierras que no habían sido internamente cedidas a los encomenderos, otro factor desestructurante fue la separación de Pacajes Urcusuyu, y de Pacajes Umasuyo: La zona occidental Pacajes queda en la colonia como parte del corregimiento de Pacajes. Mientras la zona este (Pacajes Umasuyo) pasó a conformar los corregimientos de Sicasica y Omasuyos, posteriormente la república separó las antiguas tierras del señorío Pacajes en las nuevas provincias Aroma, Loayza, Inquisivi y Murillo...” 7
Pero es necesario hacer notar que los primeros datos prehispánicos no mencionan a un ayllu llamado Mohoza, solo se menciona el nombre con los datos de la visita de, reducciones del pueblo de San Juan de Mohoza. Rigoberto Paredes menciona que los primeros en llegar a la zona con afanes colonizadores fueron:
“.. Los misioneros-que- agrupando familias indígenas, formando centros sociales que sirvieron de base a la fundación de los pueblos de Mohoza y Cavari, los más antiguos de la provincia (Inquisivi)”8
Por su parte Antonio Fuentes en un artículo escrito en homenaje al IV Centenario de la Paz en 1948 sostenía que:
“.. También era uno de los pueblos más antiguos de la provincia. Clima templado, tierras muy fértiles, horizontes anchos y claros, 3300 msnm. Fue fundado por los jesuitas a fines del siglo XVII. Hasta 1920, fecha que coincide con la creación de la segunda sección de la provincia, llevó el nombre de Mohoza, cambiándosele desde entonces por el nombre de Lanza en homenaje al guerrillero de la independencia general José M. Lanza. En 1900 tenía 416 habitantes, lo que demuestra su importancia en el pasado y datos recientes le asignan 390...”9
Los datos precedentes nos sugieren que el pueblo de Mohoza fue fruto de la formación de los repartimientos u organización de pueblos únicos del Virrey Francisco de Toledo que reconoció propiedad sobre las tierras de comunidad corroborada por la legislación colonial.
7 Teresa Gisbert, Silvia Arze, Martha Cajías. Arte Textil y mundo Andino, Offset color, La Paz, 1987, p. 142.
8 Rigoberto Paredes, Op.cit., p. 2.
9 Fuentes, Antonio. “La provincia Inquisivi” en: IV Centenario de La Paz, Tomo II, Prefectura de La Paz, La Paz, 1948, p.443.
Los posteriores años como lo confirman los datos sobre composición de tierras donde se establece que las autoridades deben proteger a las comunidades respetando a sus autoridades, hilacatas, mallkus y demás mandones.
Esto es precisamente lo que reclamaban los indígenas en las movilizaciones del siglo XIX, sosteniendo que sus tierras habían sido consolidadas en el coloniaje, bajo tuición de la corona española, citando para su defensa la instrucción emitida por el Virrey García de Mendoza en 1591 en la que se establecía:
“.. Que los indios que poseyeren tierras o heredades suyas propias, o las hubieren heredado de sus padres, u otros de quien pudieran heredarlas, o que las dieron y repartieron en la visita general o que las hayan comprado de cualquiera persona y dándoselas cuyas eran y las poseían con legítimos títulos o en propiedad, que éstas tales no se quiten, ni sean quitadas a los caciques ni indios que las tuvieren o poseyeren; antes sean amparados en ellas por dichos comisarios y jueces y se las confirmen de nuevo, y por la dicha confirmación no se les ha de llevar cosa alguna, ora sean en mucha o en poca cantidad las dichas tierras…”10
Y esta misma normativa legal tuvieron que aplicar, los Virreyes de Esquilache, el Conde Chinchón en 1631, y Mancera, aunque ellos legislaron a favor de algunas tierras baldías según los mismos, por presentarse una caída demográfica en la población indígena en algunas comunidades11.
Hecha la ley, hecha la trampa, reza la máxima y es verdad, porque ni bien se elaboraron las disposiciones legales, en la vida cotidiana se presentaban problemas por tierras frecuentemente, como lo prueba este documento de denuncia de dos indígenas en contra de Lorenzo Núñez hacendado del lugar:
“.. Y del pueblo de Mohoza, quitó el capitán Lorenzo Núñez las tierras de los indios nombrados Hanco Oma y Mamaniri y Chacari, diciendo que le tocan todas las tierras que hay una legua en contorno de un molino que administra. Y que por estos y otros agravios innumerables que les hacen los dichos caciques y gobernadores se huyen los dichos indios; y también porque tienen ocupados los dichos gobernadores cuatro indios en guarda de sus ganados, sin pagarles nada, y sin embargo de esto, envían sus hilacatas y cobradores a que les cobren la tasa y mita, y de algunos la cobran y de otros no porque no les hallan..” 12
En cuanto a las tierras ya podemos observar la pugna entre haciendas y comunidades, estas haciendas que paulatinamente se irán expandiendo a costa de las tierras comunales, pese a la normativa impuesta por la corona. En el siglo XIX después del proceso independentista el panorama no se modificó mucho hasta los años 60 y luego se agudizó al extremo del enfrentamiento violento, como veremos más adelante.
LOS AYLLUS DE MOHOZA
Los registros de las visitas, revisitas, nos muestran que en esta zona existían en el periodo colonial cinco ayllus: Ayllu Collana, Ayllu Ivera, Ayllu Cata, Ayllu Catanchoque y el Ayllu Hilacha. Estos Ayllus internamente se hallaban divididos en parcialidades. Las Parcialidades Aransaya y Urinsaya, se presentan en los cinco ayllus. Sin embargo, en los registros se hallan irregularidades respecto a las parcialidades, se menciona a la de los Ayllus Collana, parcialidad urinsaya, ayllu Cata, parcialidad aransaya, ayllu Hilacha parcialidad aransaya, dejándose de registrar a las otras.
¿Dónde esta la mitad de las parcialidades?. En 1870 el ayllu Cata parcialidad aransaya no se matricula en la revisita por haber pasado a pertenecer a la provincia de Ayopaya.
10 Gaspar De Escalona Agüero. Gazopuliacium Regium Perubicum, Biblioteca Boliviana, La Paz, 1941, p.249.
11 Ibid., p.252.
12 Información testimonial tomada por el corregidor de Potosí en 1690, donde se interroga a los indios sobre abusos de los caciques y gobernadores y su obligación de cumplir con la mita, en: Nicolás Sánchez Albornoz. Indios y tributos en el Alto Perú, IEP, Lima 1978, p.135.
Pero en 1871 vuelve a pertenecer a la provincia Inquisivi. Así que es muy difícil encontrar regularidad en los datos de estos registros. En los libros se registran a los ayllus y estancias que presentamos a continuación en el cuadro.
CUADRO I
AYLLUS Y ESTANCIAS DE MOHOZA
Ayllus
Estancias
Collana,
(sin estancias)
Ivera
Yaco Pucara,Maca, Hancocalani, Hancocota, Cotohuma
Cata
Uyuni, Caoani, Calamarca, hualla, Itavi, Mocohoconi, Marquirivi, Pipini, Lacalacani, Guailloma
Catanchoque
Challani,Puruma,Guaricollome,Jultani,Guarata, Yayopaya
Hilacha
( sin estancias)
Fuente. ALP. Elaboración propia, Padrones de Sicasica y revisitas de Inquisivi
El Ayllu Collana, repetidas veces en los libros de revisita del siglo XIX es nombrado como el ayllu del pueblo, además no cuenta con estancias, lo que quiere decir que el pueblo de Santiago de Mohoza se construyó en un lugar aledaño o en el mismo lugar de las tierras de la comunidad.
La organización al interior de los ayllus respeta la dualidad, conformándose ayllus mayores y ayllus menores. Sin embargo, como sostiene Juan Albarracin esta forma organizativa adopta distintas estructuras. Que es motivo de otra investigación referida al tema en concreto.
POBLACIÓN Y TRIBUTO INDIGENAL COLONIAL
El sistema económico colonial, estaba interesado en que los indígenas aporten a las arcas de la corona, fue este el motivo para que se les grave con un tributo. El tributo indigenal inicialmente fue en especie y posteriormente en dinero. Pero para este tributo es evidente que se identificó categorías tributarias, así lo demuestran Nicolás Sánchez Albornoz y Juan José Ibargüen13, la carga del tributo para el mundo indígena respondió a esta categorización básica entre los Yanaconas, originarios con tierras y los forasteros sin tierras.
A partir de esta relación, se establecieron niveles intermedios, complejizando el régimen tributario. Apareciendo categorías, como forasteros o agregados con tierras, medios originarios y otros que aquí no pretendemos dilucidar. Lo cierto es que este mundo tributario fue muy sensible a los conflictos sociales mostrando en ellos una fuerte presencia de los más marginados del sistema manifestándose por sus derechos. Este es el caso de los Forasteros, agregados o vagos sin tierras 14.
Albornoz comentando sobre el tributo indigenal sostiene que en el régimen tributario se establece claramente que los originarios de las comunidades deben contribuir con la suma de 10 pesos ensayados de a ocho reales, mientras que los forasteros o agregados lo harían
13 Juan José Ibargüén. Exposición sobre del tributo y su estado actual, (1860), en: Fuentes de historia social americana, colección dirigida por Pablo Macera, Biblioteca Andina, Lima, 1979.
14 Véase, Nicolás Sánchez Albornoz, Indios y tributos en el Alto Perú, IEP, Lima 1978.
con 5 pesos. Cobrados por sus autoridades el Gobernador y Cacique de Mohoza Don Blas Ignacio Colque” 15, posteriormente el Cacique José Colque.
CUADRO II
CUADRO DE POBLACIÓN TRIBUTARIA DE MOHOZA
EN EL
PERÍODO COLONIAL
1560 Marques de Cañete
Año 1573
(F.Toledo)
1604-1618 Velasco,
Montes Claro,
Esquilache
1833
virrey conde de Chinchón
1683
Virrey
Duque de la
Palata
Pob. total
Pobl. Trib.
Pob.
total
adultos
Org.
4378
853
---------
2305
660
92
Fuente: Elaboración propia basándonos en información de Nicolás Sánchez Albornoz, Op.cit., p.30.
En el cuadro elaborado en base a datos proporcionados por Albornoz, podemos ver que en la visita del Virrey Toledo contabilizaron una población total de 4.378 habitantes, 853 tributarios, no especificándose categorías. En el año 1683 en la revisita realizada bajo el gobierno del Virrey Duque de la Palata, una población de 2.305, 660 adultos y tan solo 92 tributarios originarios, no vamos a cometer el error de extrapolar datos tan dispares y hablar sobre decrecimiento o aumento de la población para ello necesitaríamos más datos, solo podemos preguntarnos al respecto, ¿Por qué Sánchez Albornoz asume en su análisis que Caracollo es Mohoza?, pues en su cuadro de tributación surge esta confusión.
En esta información no se consigna explícitamente a la población forastera, que desde luego existe en las comunidades de la zona, ya que datos tempranos de la república nos muestran a un 80% de la población indígena con tal estatus tributario como habitante de las estancias comunales, como mencionamos más adelante.
Los Forasteros coloniales y republicanos, como menciona Sánchez Albornoz, eran los más numerosos en las comunidades, citando un documento de la época aclara que Sánchez de Celis Sucesor de Matías Bernal Funcionario de la contaduría de retasas del Virreinato de la Plata en 1792, define al forastero de la siguiente manera:
“..Forastero-dice- es no sólo… el que se ausentó de su provincia y avecindó o acogió a otra….sino también el hijo de este y cuantos descienden de éstos; y que así a los advenedizos como a los nacidos en el pueblo, no teniendo tierras ni casas, se denominan unos y otros forasteros sin tierras, se les cobra menos tributo que a los originarios y no entran como ellos en servicios de los pueblos y fuera de él; que, llegando a tenerlas, o por repartición que se haga en ellos o por matrimonio, aun así no pierden el nombre , pues son conocidos por forasteros con tierras, bien que en este caso entran al par en tasa y servicios con originarios” 16
Este fenómeno de los forasteros o agregados con tierras o sin ellas, se constituirán en un gran problema para las autoridades designadas a recaudar el tributo.
MOHOZA Y LA PARTICIPACIÓN EN LA REBELIÓN DE TUPAC KATARI.
15 ANB-EC- 1733, Nro. 19, f.3 Cartas notariales; denuncia del indio Bernabé Rojas tesorero de su majestad contra Blas Ignacio Colque Gobernador y Cacique de Mohoza.
16 Nicolás Sánchez Albornoz, Op. cit., p.44
La participación de los pobladores de Mohoza en la rebelión indígena de 1780 -1782 encontró al padre de José Santos Vargas, Comandante de la Independencia, al lado de la corona española pues participó sofocando las asonadas de los indígenas, la movilización que se inició en Calamarca se fue extendiendo a Caracollo y luego a los pueblos del sudeste de la Paz desatando un conflicto social en Mohoza que presentó estos sucesos concretos.
“En el de Mohosa, también se dice que degollaron a toda la familia del cura y aún corre que al eclesiástico don Manuel Ramallo también le dieron muerte afuera del pueblo...” 17
En el proceso de la independencia como sostenía Gunnar Mendoza:
“el pueblo de Mohoza- que iba a ser dentro de poco tiempo una de las firmes bases de apoyo de las luchas guerrillera de los valles” 18
Del pueblo de Mohoza surgieron líderes importantes como lo fueron El comandante Eusebio Lira y posteriormenteJ el mismo José Santos Vargas puntales de la guerrilla de Inquisivi y Ayopaya.
Pero los conflictos sociales no quedarían ahí, y los indígenas de Mohoza no serían protagonistas de estos hechos solamente, más bien se convirtieron en el siglo XIX en una de las zonas más conflictivas de las áreas rurales que enfrentó el poder local y el poder nacional en los acontecimientos de final de siglo.
SITUACIÓN DE MOHOZA DESPUÉS DEL PROCESO INDEPENDENTISTA
Quince años de lucha independentista impactaron de forma negativa en la economía de la zona. El resultado fueron haciendas en crisis, comunidades mucho más pobres, porque sus sistemas productivos habían sido devastados, sus circuitos mercantiles desordenados y la misma vida cotidiana, había sufrido notables alteraciones.
Mohoza y las comunidades aledañas ocupaban un espacio geográfico accidentado, un valle de difícil acceso en la colonia y el siglo XIX republicano, las mismas que paulatinamente iniciaron un proceso de recuperación de su aparato productivo tanto en la zona altiplánica y en la zona de valle.
La producción agrícola de las comunidades y las haciendas eran: papa, oca, cebada en grano, trigo y maíz, en la ganadería, ganado equino, ovino, porcino, vacuno, auquénidos y en la avicultura, variedad de aves. Productos que tenían mercado en las plazas de Oruro, La Paz y con menor incidencia en Cochabamba19
ESTRUCTURA DE TIERRAS
La estructura colonial respecto a las tierras pese a los intentos de Bolívar por reformar su régimen, se mantuvo. Las luchas independentistas en las que participaron distintos sectores de la sociedad como nos demuestra el trabajo de René Arze20, finalmente no tuvieron el poder para tomar decisiones respecto a la tenencia y uso de la tierra.
El caso más curioso al respecto es el del Tambor Mayor José Santos Vargas, que no solo renuncio al poder sino que prefirió volver al centro de operaciones de la republiqueta de Inquisivi y Ayopaya. Como refiere Gunnar Mendoza
“.. Pero no sólo se agriculturaliza o ruraliza José Santos. Legalmente se indianiza al asumir el estatus jurídico de indio originario miembro de un ayllu y ocupante de un terreno del estado por el cual paga 10 pesos de contribución al año. Así esta empadronado en el registro
17 Francisco Tadeo Diez de Medina, Diario del Alzamiento de indios conjurados contra la ciudad de nuestra Señora de La Paz, ed. Maria Eugenia del Valle de Siles, BBA, La Paz, 1994, p.63
18 José Santos Vargas, Op. cit,Introducción XVII
19 ALP. PR. Inquisivi, 1881, libro 11.
20 Véase, René Arze Aguirre, Participación Popular en la guerra de la independencia, ed. Quipus, La Paz, 1982.
respectivo de indios tributarios: “Cantón Mohoza Ayllu Vilacha, parcialidad Urinsaya año 1832. originarios con tierras: José Santos Vargas, tributario de 36 años, casado con Juana Rodrigo”.
Prácticamente su vocación de agricultor había comenzado a realizarse antes aun que la de historiador y guerrillero, cuando su hermano el cura Andrés Vargas le pone (Noviembre de 1814) “al cuidado de todo el trabajo” en una hacienda que había recibido en arrendamiento.”21
En la estructura de tenencia de tierras podemos identificar tres tipos de propiedad, las sayañas o pequeño terreno como el que ocupaba José Santos, Las Comunidades o Ayllus donde habitaban la mayoría de la población indígena y la hacienda, propiedad privada de un hacendado criollo o mestizo, donde trabajaban los indígenas yanaconas.
A lo largo del siglo XIX, esta estructura será modificada por las medidas adoptadas por los distintos gobiernos. Por el decreto de Melgarejo de 1866 que arremete contra la propiedad comunal, las leyes de Exvinculación, de 1874 y 1880 de los gobiernos conservadores y consolidadas por los gobiernos liberales posteriormente.
Estos cambios bruscos los podemos evidenciar analizando los datos del cuadro III, que resumen información de los padrones y revisitas desde 1846 a 1880, en él nos encontraremos con que existían, 12 Haciendas, 5 Ayllus y 21 estancias, un total de 38 propiedades, 14 años después el cambio es evidente, pues para 1894, en los registros oficiales, se contabilizan, 56 Haciendas, 0 comunidades y 205 sayañas (ver cuadros III y IV).
Lo que significa que antes de la Guerra federal, ya habían fraccionado la tierra al grado tal de destruir las comunidades y hacer desaparecer a las estancias, lugar de trabajo de los forasteros. Por lo menos eso se evidencia en los papeles, y la gran cantidad de sayañeros surgidos de este proceso, sólo concentraban el 23% de las tierras, mientras que los hacendados llegaron a controlar el 77% del total de tierras, con la libre opción de obtener más tierras de los propios sayañeros que vendían sus tierras en muchos casos a precio de gallina muerta.
CUADRO III
ESTRUCTURA AGRARIA DEL CANTON MOHOZA
SIGLO XIX
HACIENDAS
COMUNIDADES
ESTANCIAS
Ancoma
Caquena
Ajamarca
Caluyo
Yapepaya
Palipalli
Achicala
Tabluma
Guancaraca
Pucara
Parutani
Guaraguarani
Ayllu Collana
Ayllu Ivera
Yaco Pucara
Maca
Hancocalani
Hancocota
Cotohuma
Ayllu Cata
Uyuni
Coacoani
Calamarca
Chualla
Itavi
Mocohoconi
Marquirivi
Pipini
Lacalacani
Guailloma
Ayllu Catanchoque
Challani
Puruma
21 José Santos Vargas, Op.cit., introducción de Gunnar Mendoza , p. XXIII
Guaricollome
Jultani
Guarata
Yayopaya
Ayllu Hilacha
Fuente: ALP., Elaboración propia en base a los libros de revisitas 1846-1880
EXTENSIÓN DE TIERRAS
Respecto de la extensión de tierras en el cantón Mohoza, los datos de 1894 son claros, aunque, este padrón dice haberse anulado, posteriores libros de catastros y otras fuentes corroboran estos datos, pues este libro de 1894 parece tener un cuestionamiento en los montos de dinero recaudados no respecto a los datos de extensión. Como dijimos adelante, el 73% de tierras de hacendados y el 27% de sayañeros son cifras contundentes para demostrar que el proceso exvinculatorio resultó favorable a los criollos y mestizos a costa de los indígenas.
Esta es panorámicamente la situación que vivían los indígenas a 4 años de los hechos de Mohoza. Por ello, Lorenzo Ramírez, Cacique apoderado de los ayllus de Mohoza, que en la práctica existen como entidades sociales, aunque legalmente habían sido divididas, desvinculadas, al igual que sus similares, se plantea luchar jurídicamente contra la exvinculación, aunque también violentamente, siendo parte de la movilización indígena acaudillada por Pablo Zarate Willka.
CUADRO I V
EXTENSIÓN DE TIERRAS EN EL CANTÓN MOHOZA
Tipo de Propiedad
Superficie
valor
Renta
Impuesto
8%
Propiedades
Nro.
Has.
Áreas
Bs.
As
Haciendas
Sayañas
Comunidades
56
205
-----
35.774
13.168
--------
88.55
1. 23
-------
99.443
132.194
---------
13.431
24.138
--------
1074
1932
------
3
69
---
Total
261
48.941
89.78
232.237
37.668
3008
72
Fuente: ALP. PR, Libro 47, 1894.
Con estos datos queda demostrado el abuso y la expoliación de tierras comunales a lo largo de todo el siglo XIX, motivo por el que se vieron afectados los indígenas del cantón Mohoza y además, del conflicto generado entre los mismos indígenas originarios y forasteros o agregados, pues la expulsión de mano de obra de las comunidades fue un hecho incontrastable. Por tanto, se puede evidenciar como corolario de este proceso, un incremento de los yanaconas en las haciendas y una masa flotante de indígenas sin tierra, que además, por los decretos de 1874, se ven obligados a pagar el impuesto territorial incrementado, aspecto que analizaremos a continuación.
POBLACIÓN TRIBUTARIA REPUBLICANA
El fenómeno de los forasteros aun se presenta a lo largo del siglo XIX y parte del siglo XX, generándose no pocos conflictos sociales a consecuencia de la tenencia de tierras y desde luego el pago de la contribución indigenal, a la que fueron obligados ya en el periodo colonial adquiriendo en la administración republicana distintas características que al alterarse generaron convulsión social.
El caso que analizamos involucra a los indígenas de las comunidades del cantón Mohoza que en la guerra federal jugaron un papel protagónico con el aniquilamiento del “Escuadrón Pando”, brigada liberal que fueron sus ocasionales aliados.
La consulta de los libros de revisitas que se hizo en el Archivo Nacional de Bolivia y en el Archivo de La Paz, correspondientes a los años 1846,1852, 1858, 1863, 1867, 1870, 1871, 1877, muestran cierta regularidad en sus datos, no hay mayores alteraciones en cuanto a comunidades, estancias y la cantidad de población tributaria como se puede observar en el cuadro V, donde sí podemos notar un dato interesante es en la variación en cuanto al monto que deben pagar en cada una de las categorías, demostrándonos que la mayoría de la población tributaria eran forasteros alcanzando un total del 83%, a diferencia de los originarios que alcanzaban un porcentaje del 17% . Se registra a la Población para 1880 considerando los siguientes ítems:: sección A 136 contribuyentes, próximos 7, reservados 7, familias 127, Vice cantón Pocusco 166 contribuyentes, próximos 6, reservados 11, familias 136, Yanaconas 434, 508, 400,Mujeres 209 /varones 238 / cantón Mohoza, vice-cantón Pocusco, mujeres 192 /varones 231 total de población: 870 Tributarios. 1178, 1217, 937, 1062, 1062, 1195, 848, 1236, 1316, 20% originarios, 80% forasteros, además, que viven en las estancias.
Cuadro V
CONTRIBUCION INDIGENAL DE MOHOZA EN EL SIGLOXIX
COMUNIDADES
Y ESTANCIAS
1846
1852
1858
1863
1867
1870
1871
1877
org
frts
org
frts
org
frts
org
frts
org
frts
org
Frts
org
frts
org
frts
Ayllu Collana
48
41
47
48
47
35
52
47
52
50
51
51
53
50
54
72
Ayllu Ivera
Estancias
Yaco Pucara
Maca
Hancocalani
Hancocota
Cotohuma
48
55
38
35
64
45
47
60
45
35
64
44
30
38
30
24
52
32
37
50
34
33
55
37
40
2
56
40
36
61
45
41
4
59
43
37
62
47
4
40
60
43
38
62
48
4
42
66
46
41
61
60
Ayllu Cata
Estancia
Uyuni
Coacoani
Calamarca
Chualla
Itavi
Mocohoconi
Marquirivi
Pipini
Lacalacani
Guailloma
58
63
40
32
26
29
31
36
34
22
33
57
68
41
32
25
29
30
36
36
25
33
57
49
32
24
15
20
25
29
28
20
27
58
55
32
23
20
24
26
33
33
21
27
58
59
35
27
23
29
26
34
36
22
30
*
58
61
39
23
21
30
24
31
40
24
36
59
71
42
21
---
30
25
31
42
29
37
Ayllu Catanchoque
Estancias
Challani
Puruma
Guaricollome
Jultani
Guarata
Yayopaya
42
189
44
36
57
24
35
27
23
48
28
51
13
23
24
11
46
37
62
23
31
31
17
47
37
67
26
31
31
18
44
40
73
29
32
32
18
48
40
68
28
32
30
17
44
44
70
33
33
29
18
Ayllu Hilacha
52
117
41
128
38
87
40
125
40
137
34
151
41
147
42
170
TOTALES PARCIAL
200
978
189
1028
190
747
186
876
239
956
174
674
204
1032
203
1113
TOTAL GENERAL
1178
1217
937
1062
1195
848
1236
1316
Fuente: ANB-ALP. Elaboración propia en base a los libros de padrones y revistas de la provincia Inquisivi
En los libros se considera las siguientes categorías, en el caso de Mujeres: solteras, viudas, casadas, blancas, indígenas, mestizas, niñas, saben leer y escribir, en el caso del registro existen más mujeres indígenas 250, mestizas 85, blancas 66, Hombres: solteros, viudos, casados blancos, mestizos, indígenas, niños, saben leer y escribir, indios 302, mestizos 91, blancos 76, 1900, urbano 206 varones y 206 mujeres, rural 1526 varones y 1462 mujeres, callana, Vilacha, Catanchoque, anexo Caluyo, urbana 39 varones y 36 mujeres, rural 897varones y 663 mujeres, ayllu cata, collana, Total 5035. Característica de los registros de 1880, categorías. En los registros encontramos dos categorías principales originarios y forasteros o agregados, yanaconas de las haciendas, medio originario 5ps. (Ver cuadro V)
Estos datos son muy relevantes para nuestro análisis, es precisamente esta problemática que nos interesa, pues las disposiciones gubernamentales de 1871-1874, según Albornoz, establecían que los forasteros sin tierras debían dejar de pagar contribución indigenal. Situación que no se respetó en el caso de Mohoza, lo que trajo como corolario la ruptura del pacto entre las comunidades y el Estado, se pasó a oponer una resistencia sostenida que se agudizó en la década del 80 agravándose en la década del 90 donde se desató la crisis en las comunidades que optaron por aliarse con los movimientos indígenas ligados al liberalismo.
CONTRIBUCIÓN, EXVINCULACIÒN Y SUBLEVACIÓN DE LOS FORASTEROS
Habiendo demostrado la situación objetiva que se había presentado en cuanto a la problemática de la tierra y el tributo, y demás abusos motivados por: la exvinculación de tierras comunarias (decretada en 1874 y puesta en vigencia desde 1880), el aumento de pesos al realizar la conversión a bolivianos en el pago de los impuestos territoriales (antes tributo indigenal, luego contribución indigenal).
La extorsión en la venta del papel valorado de los títulos de revisitas, Consolidación, el despotismo y tiranía de los subprefectos, curas, corregidores y de abogados que los engañaban, pasaremos ahora a analizar los efectos sociales que provocaron tales situaciones.
Datos de 1885 contenidos en los informes y pliegos de cargo en contra de los subprefectos dan cuenta del desorden en el que se hallaban las cuentas de recaudación del impuesto territorial de la provincia inquisivi. Una de las causas para este desorden fue la resistencia de los indígenas de Mohoza a cumplir con el pago del impuesto territorial, año tras año, a lo largo de la década del 80.
En el siguiente cuadro recogemos datos de estimaciones de recaudación anual, el presupuesto de gastos a efectuarse por la subprefectura al año y el porcentaje de la participación de los tributarios por cantón.
Cuadro VI
IMPUESTO TERRITORIAL PROVINCIA INQUISIVI
SAN JUAN y NAVIDAD DE 1885
Ingresos esperadosXcantón
%
Gastos realizados
Inquisivi
213.85
2
Por sus empoces y giros según libros
2114.37
Capiñata
1430.40
13
Gatos en las mesas inscriptoras
11
Ichoca
1752.10
16
4 postillones de Mohoza
20
Suri
588.11
6
Sus sueldos de enero de 1885 a enero de 1886 a bs 100,
1300
Cavari
531.50
5
Premio 1% bs.
53.49 98/100
Mohoza
6184*
58
Id. Del ½ de alcaldes cobradores
26.74
Total
10644.46
100
Saldo contra el Subprefecto
1824.38
Total
5349.98
Saldo
5294.48
Fuente: ALP.E.P.,Caja 98. 1885, Informe del Subprefecto de Inquisivi, Emilio Arguedas. * Cantón no revisitado, por 205 originarios, que pagan 8 Bs., y 1136 agregados o forasteros a Bs. 4 al año.
Dos apuntes debemos hacer a la presentación de este cuadro, el primero, que se revela que solo Mohoza tiene postillones al servicio de la subprefectura, el segundo, que los ingresos esperados no son igual a los ingresos recibidos, pues los ingresos recibidos solo alcanzan a 4.515.96 Bs., ya que 6.184 Bs., es decir, el 58% del ingreso no fue recibido, y no se recibió a causa de la resistencia de los indígenas de Mohoza, quedando el tesoro con un déficit de 834.02, Bs., pues los gastos superan lo recaudado y el saldo es irreal.
La participación del 58% en la recaudación del impuesto territorial, que debían aportar los indígenas de Mohoza, es muy significativa para una economía provincial, por tanto, la no cancelación tuvo que provocar conflictos en la relación entre el Estado y los indígenas contribuyentes. En Mohoza a lo largo de toda la década de 1880, a raíz de las revisitas se presentaron varios problemas, que se resumen en repetidas incursiones militares, ante la negativa de las comunidades a pagar la contribución indigenal y estos hechos violentos se extendieron y agudizaron en los últimos años del siglo XIX.
El subprefecto de Inquisivi, Wenceslao Monrroy, a raíz de la negativa de hacer efectivo el pago del impuesto territorial se constituyó varias veces en el cantón Mohoza con motivo de realizar el cobro de las tasas de los semestres de navidad del año 1885 y San Juan y Navidad de 1886, Informando que en una primera incursión el 18 de marzo no logró cobrar estas obligaciones, debiendo hacer una nueva incursión en diciembre del mismo año; en su informe manifiesta esta preocupación:
“… se ha manifestado siempre la misma tenaz resistencia al pago de la contribución indigenal de los agregados, por no hallarse revisitados en aquel cantón /…/ A fines de diciembre último me constituí en el expresado cantón con una fuerza de 40 hombres que me confió la prefectura del departamento, más a mi arribo con dicha fuerza al pueblo de Mohoza, la mayor parte de la indiada así como los alcaldes cobradores, principales cabecillas, habían fugado dejando en acefalía aquel cantón y cuando principiaba a destacar comisiones para capturar a los delincuentes /…/ vino de la ciudad de La Paz una orden de la comandancia de la Brigada para el retiro de dicha fuerza /…/ siendo este el motivo para la mayor insubordinación de aquella indiada, que alentada por la falta de una severa represión desobedece los mandatos superiores..”22
La rebelión de los forasteros por no hallarse revisitados en el Cantón Mohoza exigió que las autoridades provinciales ordenen la incursión armada que se hizo con 40 hombres del escuadrón Húzares, dispuestos a cobrar la contribución indigenal a punta de bayoneta. Pero a su arribo, todos los indígenas varones, jóvenes y adultos, fugaron a los cerros, los alcaldes cobradores y principales cabecillas dejaron en acefalía el cantón, ante tal situación el piquete tuvo que retirarse por no poder mantenerse por mucho tiempo en la zona23.
22 ANB. MI, t 235, Nro.59, Correspondencia Ministerio del Interior 1887.
23 .ANB.MI.T. 235, No. 59, 1887. Informe del subprefecto de Inquisivi Wenceslao Monrroy
Este problema persiste y no se encuentra solución alguna los posteriores años, prueba de ello es el documento que presentan los indígenas del cantón Mohoza al Ministerio de Gobierno, documento cuyo contenido es informado por el Subprefecto provincial.
El primero de marzo de 1887 el subprefecto Wenceslao Monrroy en oficio al Ministro de Gobierno informa que los indígenas del Cantón Mohoza a través de sus cabecillas presentaron un pedido de excensión del impuesto territorial, esta solicitud es presentada por los cuatro ayllus Vilacha, Collana, Catancoche y Cata. Según esta autoridad para este pedido intercedieron el Dr. Manuel Caso y José M. Delgado, vecinos del pueblo. Según Monrroy tiene muy poca confianza en los habitantes del pueblo, puesto que parece que se hallan confabulados con los indígenas. Pidiendo de esta manera que cooperen en mantener el orden, los corregidores de Cavari, Ichoca con su fuerza pública24
Ante tales solicitudes, no sólo de los indígenas de Mohoza, sino de todo el país, las autoridades se ven en la obligación de derogar las disposiciones que elevaban en un 20% el impuesto territorial, por disposición del 20 de mayo de 188725, estas medidas coyunturales no terminarían con este conflicto.
En abril de 1888, una nueva incursión de un piquete de 40 hombres de primera línea llega a Mohoza, decidido a hacer cumplir las disposiciones gubernamentales que dejaban una secuela de indignación en los pobladores. Estas incursiones se fueron repitiendo durante los próximos años y en cada uno de ellos los abusos eran innumerables26. En una evaluación de las mesas revisitadoras de los años 90 encontramos el siguiente informe:
“... de la provincia Sicasica no han sido revisitados, la capital, Curaguara, Yaco y dos comunidades de Ayo-Ayo, habiéndose realizado las operaciones de los demás cantones /…/ En las de Omasuyos, los Yungas, Caupolican e Inquisivi, las operaciones han sido llevados a su termino, con excepción del cantón Mohoza de esta última”27
Los subprefectos, las demás autoridades se hallaban muy contrariados y molestos por lo que ocurría en Mohoza. Los representantes de la oligarquía provincial pedían a gritos que se cobre el impuesto indígenal utilizando los medios más adecuados, la fuerza, y esto solo llegó con el cambio de subprefecto. El nuevo subprefecto de Inquisivi Zapata tuvo mayor suerte o energía suficiente para cobrar los montos adeudados a punta de bayoneta y represión.
En 1891 Informaba Zapata Subprefecto de Inquisivi a la Prefectura que:
“ .. Los contribuyentes del cantón Mohoza, hace largo tiempo que han venido oponiendo una sistemática resistencia al pago del impuesto territorial alegando que sus posesiones, habían sido consolidadas en la época del coloniaje. Esta circunstancia hizo que las cuentas de los subprefectos de la provincia Inquisivi no habían sido liquidadas.
A fin de conocer el monto del impuesto que corresponde a aquellas circunstancias y de beneficios a los indígenas, determinando su calidad y condición ha sido creada una mesa
24 ANB. MI.T. 235, Nro.39, 1887, Correspondencia Ministerio del Interior 1887.
25 Jorge Alejandro Ovando Sanz, El tributo indigenal en las Finanzas bolivianas del siglo XIX, ed. CEUB, La Paz 1986. p.44
26 Ibid., Op.cit., p.44.
27 Jorge Alejandro Ovando Sanz, Op.cit.,p.451
revisitadora presidida por don José M.E. Rocha, cuyas operaciones han finalizado ya y que han sido ejecutadas con el auxilio permanente de una guarnición militar..”28
Luego de esta incursión punitiva, las fuentes documentales, guardan un silencio sepulcral, reapareciendo, documentos como el libro de revisitas de 1894 citado; donde sólo se registran haciendas, sayañas, con extensiones y ninguna comunidad. Sobre este mismo caso el historiador Carlos Mamani sostiene que:
“En 1894 el apoderado de los cuatro ayllus del cantón Müxsa (Mohoza), Lorenzo Ramírez se queja ante el prefecto por ser victimas de las exacciones del subprefecto de la provincia, que desde 1893 les exigen entregar cargas gratuitas de papa, ch’uño, corderos, cebadas en grano a los cuatro postillones que cumplen su labor en la posta de Panduro. Además les exigió el pago de contribución y el pago indebido de 20 Bs.”29
Qué conclusiones podemos sacar de estos acontecimientos:
Primero, que los pobladores de Mohoza eran “visitados” por piquetes armados o escuadrones militares, casi cada semestre, ya sea el de San Juan o Navidad. Y cada incursión era una historia macabra llena de abusos físicos y psicológicos. Así que escuadrón militar para los moceños era sinónimo de odio y miedo a la vez, impotencia y fuga a los cerros, a vivir, como diría Franz Fanon; desterrados en el seno de su propia tierra.
¿Pudo haber cambiado esta situación los próximos años?, creo que no, y sólo con escudriñar más minuciosamente en los archivos de esta época nos podríamos percatar de esta situación. Pues, los datos que proporcionamos preceden a los hechos suscitados en marzo de 1899, superabundantemente estudiados por distintos historiadores y contenidos en el proceso de Mohoza, sucesos que solo resumiremos recomendando a los lectores que quieran profundizar más en el tema remitirse a la bibliografía citada.
Según relata Ramiro Condarco, el mando militar de los liberales en La Paz, tomó la decisión de formar un escuadrón de élite, el mismo que tendría la expresa misión de apoyar en los enfrentamientos de las tropas liberales contra las tropas conservadoras en Cochabamba. En este escuadrón se enlistaron hijos de prominentes personalidades de la ciudad de La Paz y de la oligarquía provincial. Al mando de Arturo Eguino, el “escuadrón Pando”, partió el 28 de febrero de 1899 rumbo a Cochabamba por el camino de los libertadores que conectaba la provincia Inquisivi con independencia (Ayopaya), a cuyo paso se hallaba el poblado de Mohoza.
La situación política en la zona era de convulsión, mestizos e indígenas habían estado participando de la guerra, el choque abierto entre liberales y conservadores en la provincia Inquisivi se remontaba a dos décadas atrás y en esta coyuntura se había agudizado como reflejo de la situación de convulsión general en todo el país.
Los días 28 al 1 de marzo, en la zona de conflicto, los hermanos Hidalgo, mestizos que abrazaban la causa liberal, en busca de ganar adeptos hacían alianzas con los vecinos e indígenas de las comunidades del cantón Mohoza y Cavari para reforzar las filas liberales, que enfrentaban a las tropas conservadoras en Sicasica. Pero sectores indígenas no estaban de acuerdo con su accionar y como resultado de una disputa con los indígenas en la comunidad de Taucarí –Tolapampa, terminaron muertos. Según Ramiro Condarco,
28 ANB.MI, T259n.53, 1891, Informe del Subprefecto de Inquisivi, Sr. Zapata.
29 Carlos Mamani. Taraco p.47.
Lorenzo Ramírez Cacique Apoderado de las comunidades de Mohoza, fue acusado de este suceso. Luego de estos hechos interceptaron una carta de la esposa de uno de los hermanos Hidalgo donde se informaba sobre el arribo de un escuadrón militar al pueblo de Mohoza, que se hallaba cometiendo una serie de abusos, vejámenes y exacciones a los indígenas, ante tales informaciones, los indígenas decidieron avanzar sobre el pueblo.
En el camino se les adhieren muchos comunarios de comunidades aledañas y en las inmediaciones de Mohoza hicieron retroceder al “Escuadrón Pando” los mismos que creyendo que iban a resolver el problema echando vivas a Pando para que los identifiquen como liberales, trataron nuevamente de avanzar, pero el cerco les fue cerrando el paso, los indígenas echaban a voz en cuello vivas al Zarate Wilca. Después de algunas negociaciones entre partes el Escuadrón retornó al pueblo y depuso las armas; después de algunas horas en un acto pleno de crueldad se victimó a 120 personas30. Crueldad y violencia fruto de la misma crueldad y violencia ejercida durante todo el siglo XIX por las autoridades, los escuadrones militares que obligaban a punta de bayoneta a pagar el impuesto territorial y despojaban las tierras a indígenas, varones, mujeres, niños y ancianos indefensos.
Los sucesos de Mohoza, tuvieron gran trascendencia nacional y sirvió como antecedente nefasto, para los liberales que emprendieron represalias contra los indígenas. “El proceso Mohoza” como se conoce al juicio a los inculpados de los hechos, Lorenzo Ramírez, Pedro Churqui, Domingo Guariraña duró bastante tiempo, de 1900 a 190531, tuvo serias consecuencias para los indígenas. Rigoberto Paredes relata de la siguiente manera los hechos acaecidos.
“.. Consumadas aquellas matanzas, calmados los ánimos, vinieron después las retorsiones mestizas, Multitud de indios fueron victimados, en las cárceles de la provincia, en el mismo Mohoza. Una autoridad militar que quedo para pacificar el pueblo, hacía fusilar indios impunemente, por la falta mas pequeña, unas veces se amontonaban indios vivos unos sobre otros y encima se hacía sentar otro indio, que era fusilado, otras se enfilaban muchos indios y con un tiro se atravesaba a varios, otras se les cortaba las nalgas en lo vivo para darles a los perros” 32
Los indígenas de Mohoza finalmente se convirtieron en el chivo expiatorio para las fuerzas liberales que a título de detener una gran sublevación india reprimieron a los indios eliminando a sus principales lideres, imponiendo un Estado anti-indio.
CONCLUSIONES
Queda claro que fueron los agregados o forasteros los que desde tiempos de la colonia arrastraban conflictos con el problema de la tierra y los tributos. De todas maneras ellos cumplieron e hicieron un pacto con el gobierno español, pacto que fue violado por el estado oligárquico que desconoció su derecho propietario a la tierra, que fragmentó la comunidad al introducir sus divisiones políticas.
30 Ramiro Condarco, Op.cit., p. 589.
31 Bautista Saavedra, Op.cit., pp.135-157.
32 Rigoberto Paredes, Op.cit., p.111
Los forasteros ofrecieron su tenaz resistencia a pagar la elevación del impuesto territorial y a la aplicación de las leyes de exvinculación comunaria y fueron obligados a punta de bayoneta a aceptar tales medidas como se demostró.
Fueron los forasteros los que hicieron que el conflicto estalle, es bueno recordar que ellos partieron desde Taucarí estancia de forasteros, unidos con los de Caluyo quienes emboscaron a los militares y les dieron fin.
Los hechos del 1 de marzo, solo son el corolario de una permanente guerra declarada entre los comunarios de Mohoza, Caluyo y el Estado, pues dos décadas de enfrentamiento a los subprefectos asentados en la capital de provincia Inquisivi, debían desatar acciones de resentimiento frente a esa élite provincial que conformaba el Escuadrón Pando.
Esta investigación es una nueva ventana para mirar con más cuidado los acontecimientos sociales de nuestro país, para no generalizarlos, es una búsqueda por entender como se manifiestan los actores sociales en estas situaciones de conflicto social.
FUENTES
ANB.Libros de Revisitas y Catastros de la provincia Inquisivi 1846-1868.
ALP. Libros de Revisitas y Catastros de la provincia Inquisivi. 1871-1894.
ALP. Correspondencia de la prefectura 1830- 1900
ALP. Escritos Coloniales Archivo de La Paz, 1600.
Bibliografía
Condarco Morales, Ramiro. Zarate” el Temible Willka”, historia de la rebelión indígena de 1899 en la república de Bolivia, La Paz, 1983.
Barragán., Rossana. Etnicidad y verticalidad ecológica de Sicasica, Ayoayo, y Calamarca siglos XVI-XVII. El acceso vertical y el nacimiento de la hacienda en Palca, MUSEF, La Paz, 1982.
Escalona Agüero, Gaspar de. Gazopuliacium Regium Perubicum, Biblioteca Boliviana, La Paz, 1941.
Fuentes, Antonio, “La provincia Inquisivi” en: IV Centenario de La Paz, Prefectura de la Paz, La Paz, 1948.
Ibargüen, Juan José. “Exposición sobre del tributo y su estado actual, (1860)”,en: Fuentes de historia social americana, colección dirigida por Pablo Macera,Biblioteca Andina,Lima, 1979.
Mendieta Parada, Pilar. Resistencia y Rebelión en Mohoza, La masacre de 1899, tesis de Licenciatura en Historia, Carrera de Historia, La Paz 1994.
………………………. “El Darwinismo social y la exclusión política del indio a principios del siglo XX: El Proceso de Mohoza 1899-1904, en: Historia, nro.23, La Paz, 1998, pp.
Ovando Sanz, Jorge Alejandro. El tributo indigenal en las Finanzas bolivianas del siglo XIX, ed CEUB, La Paz, 1986
Paredes Rigoberto. La provincia Inquisivi, Talleres gráficos de J.M. Gamarra, La Paz, 1906.
Saavedra,

ASÍ ESCRIBIERON LA HISTORIA LOS AYMARAS DE LA PROVINCIA LOS ANDES 1945-1948[1]



Artículo Publicado en el libro: Fernández Quisbert, Ramiro (2007)
 Resistencia indígena, poder local y desarrollo agropecuario en los Andes, CNHB, La
                                                                                              
  INTRODUCCION

Estudiar una realidad social fraccionada, siempre tiene un alto riesgo, puesto que podemos aislar nuestro objeto de estudio del contexto general en el que se halla inmerso. Por otra parte, estudiar el contexto general y hacer abstracción de las particularidades y singularidades, también nos puede llevar a muchos errores de interpretación.

En esta  investigación estudiamos al movimiento indígena y el poder local en el campo, tomando como objeto de estudio a la provincia Los Andes, una fracción geográfica, en el decurso de su proceso histórico ligado al proceso histórico nacional entre 1945 a 1950. Pero ¿por qué estudiar el proceso del poder en tan reducido espacio territorial, socio – económico, étnico – cultural? Justamente porque el poder no es una categoría abstracta, no sólo es en el palacio quemado, el palacio legislativo o el judicial, donde el poder se concretiza, el poder se halla en el despliegue de las fuerzas sociales, en el proceso de articulación de las relaciones económicas – sociales, en las redes que se tejen en las relaciones político – económicas y culturales; en las prácticas  sociales cotidianas.

En una Formación Social “abigarrada[2]” como la nuestra, donde el aparato estatal es débil y las clases dominantes fraccionadas, la lucha de clases, la lucha regional, la pugna local, asumen diversas determinaciones, de ellas surgen también diferentes maneras de ejercer el poder, distintos métodos de control social y resistencia.

Frente a este desenvolvimiento desigual y combinado de nuestro país, no podemos dejar de lado el estudio de las partes, de las fracciones geográficas, de las fracciones de poder; porque justamente, en ellas se halla la riqueza de lo diverso.

No ver esta realidad es perder toda perspectiva de hacer ciencia social, y más aun de generar un proyecto social que busque cambiar estas prácticas que se cristalizan en las estructuras institucionales.

No se puede ir contra la fuerza histórica; los procesos sociales sujetos al devenir, dejan huellas en su transcurrir y esas huellas se hallan implícitas en las prácticas sociales, lengua, gestos, expresión oral, memoria, lógica, alianzas familiares, arte, música.

Por esta razón, cuando nos ocupamos de estudiar las estrategias de poder en el campo tomamos en cuenta todos esos factores. No es solamente la población rural, que se dedica a la agropecuaria, no es el hombre productor; no es el propietario de una parcela, ni es el vendedor y comprador de las ferias y mercados, como lo conceptúa la óptica capitalista, el sujeto indígena-campesino es mucho más que eso, es un sujeto político, con filiación  étnica diversa, con memoria histórica; con códigos culturales ligados a los procesos productivos, con mitos y ritos, con una lógica andina que recrea las reciprocidades.

Lo que nos induce a estudiar al sujeto indígena-campesino lo más objetivamente posible, alejándonos de la apología sobredimensionada de los indianistas, el menosprecio con que fue tratado por las posiciones obreristas, trotskistas y Stalinistas, y del sujeto campesino “ciudadano abstracto” de los discursos nacionalistas.

Pero para estudiar la historia del sujeto indígena-campesino, como de otros sectores sociales, debemos preocuparnos de su entorno, de sus relaciones sociales, del circuito de relaciones de poder donde está inmerso, mirando hacia adentro y hacia fuera de sus prácticas, es decir de las relaciones con los vecinos de los pueblos, con las autoridades políticas, los partidos políticos, los comerciantes, los residentes en las ciudades y las instituciones, que los vinculan con el exterior.
  
En el presente estudio abordaremos algunas de las perspectivas mencionadas, tales como el proceso de organización  de los sindicatos campesinos en la provincia los Andes a partir del congreso indigenal de 1945 y la sublevaciones de Karapata y Tacanoque, como producto de la crisis del poder político en el campo, analizando la relación entre los colonos y las haciendas, las autoridades y los indígenas de las comunidades en los difíciles años del sexenio 1946-1952.  

LIBERALISMO Y PODER

El triunfo de los liberales en contra de los conservadores  en la guerra federal a fines del siglo XIX, había fortalecido la hegemonía de los hacendados en el campo. Pese a esta hegemonía los indígenas desarrollaron una resistencia armada y otra, jurídica. Muchas sublevaciones aisladas y otras, fruto de un arduo trabajo para generar un movimiento nacional, se dieron en los primeros 50 años del siglo XX. Baste recordar, las sublevaciones de Jesús de Machaca de 1921, de Chayanta de 1927, de Ayopaya, Karapata y Tacanoque de 1947. Una lucha jurídica a través de los Caciques apoderados de las comunidades, claro ejemplo de ello fue la persistente lucha del Cacique Santos Mark’atula apoderado de los indígenas del altiplano y Mariano Mamani de los valles del sur del departamento.

En la provincia los Andes en 1947 la situación política se tornó crítica a raíz de la sublevación de los colonos de las haciendas Karapata y Tacanoque, precipitando de manera contundente  la crisis de la hegemonía de los hacendados y el fortalecimiento del movimiento indígena-campesino  en la zona, poco antes de la reforma agraria de 1953.

Los efectos inmediatos que producen estas sublevaciones pese a su represión, son las migraciones permanentes de vecinos de los pueblos que se agudiza con la Reforma Agraria, al igual que la expulsión de los hacendados, aunque hay casos excepcionales donde ellos logran llegar a arreglos con los campesinos.

¿En qué consistió esta pérdida de hegemonía de los hacendados en la provincia Los Andes?

La crisis del poder de los latifundistas en la provincia se liga inevitablemente con la situación económica y política a nivel Nacional. La guerra del Chaco produjo dos efectos importantes; la incorporación de indígenas al ejército y las fuertes sublevaciones en 1933 y 1934[3]. Estos hechos resquebrajaron la estructura productiva de las haciendas, puesto que no contaban con mano de obra suficiente y  las sublevaciones destruían sembradíos y daban cuenta del ganado arruinando la producción.

Además, el sistema de intermediación  económica y  política  existente desde la época colonial, sufrió un serio deterioro. Las  relaciones entre patrones y colonos en las haciendas, caracterizadas por una fuerte carga de paternalismo, llegaron a su fin y más bien dieron paso a procesos de enfrentamiento violento, con las huelgas de brazos caídos y la toma de haciendas. Lo propio ocurriría con las comunidades y sus  relaciones con los corregidores, jilacatas y demás mandones.

A partir del siglo XIX, con la formación de los partidos políticos también se establecieron  relaciones clientelares entre actores  políticos e indígenas colonos o comunarios, así mismo, entre hacendados o vecino de los pueblos. Este sistema de Intermediación[4], legitimaba el poder económico y político, de las clases dominantes, puesto que aprovechando este tipo de relaciones es que se mantuvo en el poder la oligarquía.    

Esto sucedió en todo el periodo liberal, matizado por los enfrentamientos políticos entre republicanos, Saavedristas y Genuinos. Sin embargo, luego de la guerra de Chaco, particularmente en la década del 40, comienzan a intervenir mediadores de otros partidos tales como el MNR, los anarcosindicalistas  de la Federación Agraria Departamental, y los partidos marxistas (el PIR y el POR) creando nuevos tipos de intermediación, fruto de ello fue la sustitución de la organización del ayllu por el sindicato, organización típicamente obrera.

Por otra parte, se produjo  otro fenómeno, los excombatientes se organizaron en defensa de sus intereses sociales y comenzaron  a buscar situaciones de poder en los estamentos  burocráticos, cobrando  mayor vigencia, con los decretos del 15 de Mayo emitidos por el gobierno de Villarroel. Todos estos factores junto a las sublevaciones violentas, son los que perforan el poder local y la hegemonía de los latifundistas, aspecto que analizaremos a continuación.

En este contexto general, en 1943 ascendió al gobierno la alianza civil – militar representada por la logia militar RADEPA y el MNR recientemente formado. En su gestión de gobierno que duró hasta 1946, buscaron dinamizar el movimiento obrero, campesino y con esta finalidad impulsaron el primer Congreso Indigenal en Mayo de 1945, donde luego de las deliberaciones y las propuestas campesinas, el gobierno de Villarroel promulgó  Decretos el 15 de Mayo en su favor, en los que especificaba lo siguiente:
 
1.                  El trabajo de los colonos solo se debería emplear en el rubro agropecuario y no en otro.
2.                  La abolición del pongueaje.
3.                  La obligatoriedad de establecer escuelas rurales en las haciendas y en otras instituciones, en el curso de 60 días de promulgado el decreto.
4.                  La formación de una comisión que se dedique al estudio del código del trabajo agrario.

La sociedad rural Boliviana mostró su desacuerdo con los decretos de Mayo. En este marco de contradicciones se agudizaron los conflictos sociales que culminaron con el colgamiento de Villarroel  el 21 de Julio del 46. Las reacciones a estos acontecimientos luctuosos no se dejaron esperar en el campo y en respuesta a ello, se produjeron sublevaciones en todo el país extendiéndose las mismas hasta la promulgación de la Ley de la Reforma Agraria el 2 de agosto de 1953.

En la década del 40 surgieron nuevas organizaciones sindicales en el campo a nivel nacional, en Mizque, Ayopaya, Morochata, Tapacarí  (Cochabamba), en el norte de Potosí, y en la Paz donde un 29 de diciembre de 1946, se dio la creación de la Federación Agraria Departamental (FAD) de filiación anarco-sindicalista ligada a la FOL lo que le permitió irradiar un proceso de organización sindical campesina a lo largo  de la geografía de las provincias paceñas[5].

Estas organizaciones  dieron fuerza a las movilizaciones indígenas-campesinas que se agudizaron a lo largo del sexenio, las mismas recurrieron a métodos diversos tales como: las marchas, frecuentes huelgas de brazos caídos, tomas de haciendas lo que terminaba en represión y confinamientos de los movilizados en el Chapare cochabambino.
Es bajo este contexto que se hizo esta investigación de caso en la provincia los Andes del departamento de La Paz.
 
EL CONGRESO NACIONAL INDIGENAL DE 1945 Y LA
 REBELION  CAMPESINA  DE CARAPATA Y TACANOQUE 

En la provincia Los Andes a lo largo del siglo XX, se desataron distintas sublevaciones, como también una lucha legal de los campesinos en contra de los hacendados que afectaron sus tierras comunarias y ante los abusos de los latifundistas, subprefectos, corregidores, curas y demás mandones.

La lucha legal de los caciques apoderados tuvo que enfrentarse repetidas veces contra la hegemonía de los latifundistas que ligados a las autoridades locales y nacionales frenaron sus demandas. Los campesinos recurrieron a medios violentos, principalmente a lo largo de la década  de los años treinta e incluso en plena guerra del Chaco. Los focos de sublevación se ubicaron en los distintos cantones de la provincia, en la Comunidad Catavi en Laja,  la finca de Peñas, en Quiripujio,Chililaya, Aygachi,Tambillo, Pucarani, Collocollo e Iquiaca[6].
Como afirma Danilo Paz:
“Hasta la guerra del Chaco, en realidad se puede decir que el movimiento campesino surge básicamente como una oposición a la expansión de la hacienda y en defensa de la comunidad indígena como tal, constituye una fuerza que impide su desarrollo más acelerado de la hacienda. En                        cambio los movimientos campesinos posteriores a la guerra del Chaco se ubicaron en la contradicción interna de la hacienda colono hacendado, tiene este sentido la lucha campesina manifiesta en la formación del primer sindicato en el valle y restituido en el 1er. Congreso Indigenal”[7]

Evidentemente esto sucedió también en la provincia Los Andes, la representación de los Caciques Apoderados parece haber entrado en crisis  estos años y paulatinamente se fue deteriorando, signo de esta situación es el siguiente caso. El 11 de Enero de 1939, se presentó en la Alcaldía de Pucarani,  Manuel Yujra, apoderado de toda la comunidad Chililaya (Puerto Pérez), con objeto de exponer denuncia formal contra los indígenas José Choque Cauna, que autonombrándose apoderado cometía exacciones a los comunarios[8]. El deterioro de esta instancia de defensa jurídica de las comunidades posiblemente se deslegitimizó, lo que querría decir, que la crisis de la red de apoderados, en ese momento, pudo haber sido utilizada como medio de extorsión a los mismos comunarios.

 Lo cierto es que con el retorno de los excombatientes de la Guerra del Chaco, el espectro social se alteró significativamente, muchos colonos en los primeros años de la década del 40, tomaron la iniciativa y liderazgo en las movilizaciones indígenas-campesinas y comenzaron a ofrecer resistencia a los trabajos de servicio personal, a la prestación vial y conscripción militar.

La resistencia de los colonos se manifestó con mayor fuerza en los años del gobierno de  Villarroel (1943 – 1946). Al conocerse los decretos del 15 de Mayo de 1945, los colonos de las distintas haciendas presentaron al Ministerio denuncias de  una serie de atropellos, de la misma manera las   autoridades aterrorizadas informaban de aprestos subversivos de los indígenas.

El 13 de Abril por ejemplo, los colonos de la hacienda Ticuyo propiedad  de Héctor Lorini, presentan un memorial donde sostenían que su patrón desde 1922, los ha sometido a un régimen de  esclavitud y explotación. Presentando en el documento un recuento de todos estos atropellos:

“El patrón nos exige el servicio de cinco pongos semaneros con las principales obligaciones.
a)   Uno de los pongos debe entregar al patrón semanalmente; dentro de cada turno semanero doce cargas de Taquia,  como obsequio obligatorio.
b)   Otro de los peones también semanalmente, debe reunir y entregar al patrón, 45 huevos comprados, a 0.2 cts. c/u.
c)   También los pongos deben pagar semanalmente 150.
d)   Las obligaciones de los pongos semaneros son múltiples y permanentes en servio del patrón”[9]

El mes de noviembre, el propietario H. Lorini, respondía a la prefectura, manifestando que sus colonos se niegan a efectuar la siembra y que en vez  de ello se dedican a celebrar en la Chacra, con alcohol y  pisco y además informa que los colonos atacaron la casa de Hacienda, salvándose de milagro su familia gracias a la caída de un fuerte granizo que no les permitió avanzar más. Los cabecillas de este intento de subversión, según Lorini fueron: Vicente Aruquipa, Pedro Quispe, Tomas Quispe y otros.[10]Pero como este caso hay muchos. En la Hacienda Copajira propiedad de Avelino Aramayo, en la hacienda Paxinaya de Francisco Coca, en la hacienda de Karavillke o Satatora, Ancocala, en la hacienda Oquetiti y en la hacienda de Viluyo en Laja donde el indígena Bruno Pocoma denunciaba que:

“El patrón de la hacienda José Manuel Cárdenas en contra de todos los colonos y particularmente mía,  ejercita atropellos incalificables /.../ no obstante conocer con disposiciones vigentes desde el 15  de mayo del pongueaje y mitanaje, no quiere dar cumplimiento en esto”[11].

Los problemas internos de las haciendas, no son los únicos en estos años, también podemos evidenciar problemas entre los mismos hacendados. Dos casos nos ilustran claramente sobre esta situación: El 26 de Septiembre de 1946, José Carballo denunciaba que los colonos de la finca Copajira de la señora Angélica Vda. De Aramayo, cometían atropellos contra sus similares y a la propiedad de Lacaya perteneciente a la tercera orden Franciscana, y además se los sindicaba de tener armas del Estado[12].

El 2 de Octubre de 1947, María Iturralde de Téllez denunciaba que el 29 de Septiembre, ocho indígenas de la finca Palcoco, habían sido víctimas de un atropello brutal de parte de los colonos de la finca de Corqueamaya, de un señor Lujan vecino de Pucarani. Los agresores portaban armas contundentes y eran más de cincuenta, pidiendo garantías para los colonos en Palcoco, puesto que obligadamente debían pasar por Corqueamaya porque tenían sus sembradíos y su zona de  pastoreo en la parte posterior de la comunidad[13].

Este mismo tipo de disputa violenta se presentaba entre las haciendas de Coana de propiedad de Israel  Ballivián y Chojasivi de Emma Ballivián de Valda, en la hacienda Cumana de Rosa de Clavijo, todas ellas en el cantón Aygachi.[14]

Este panorama conflictivo en la provincia, refleja lo que ocurría en todo el Altiplano Paceño y en todo el país. Para profundizar  en estas contradicciones internas analizaremos la sublevación de Karapata y Tacanoque, como antesala de la insurrección del 9 de Abril y la consiguiente reforma Agraria de 1953.
Mapa del Departamento de la Paz

Descripción: 10 i



LA SUBLEVACIÓN DE CARAPATA Y TACANOQUE

La sublevación de Karapata y Tacanoque ocurrida en la provincia los Andes, ha sido considerada como una de las más importantes de todo el país, junto a la de Ayopaya en 1947, por ello la estudiaron con detenimiento.

Aunque desconocemos el origen de la Hacienda Karapata, podemos sostener, que se consolidó  tardíamente casi a mediados del siglo XIX, en el proceso de expoliación de tierras comunarias, lo evidente es que se halla registrada en documentos de fines de esta centuria,  siendo parte del cantón Huarina, de la Provincia Omasuyos, a la que perteneció la provincia de Los Andes hasta 1917[15].

En 1947, los propietarios informaban que Karapata se hallaba ubicada a 70 Km. de la carretera de la ciudad de La Paz, a 4 Km. de Puerto Pérez (Chililaya), tenía como limítrofes, al norte la hacienda Patapatani del señor Samuel Guerrero, al este la hacienda Cachilaya de la señora Vélez  Otero, Cutusuma del Dr. Genaro Campos, al sud  la hacienda Tacanoque del Dr. Agustín Prieto y el pueblo de Aygachi. En Karapata  existía una población de 900 habitantes de los cuales 120 eran colonos.

En dicha hacienda luego de promulgado el D.S. del 15 de Mayo 1945 por el gobierno de Villarroel, se presentó una situación de malestar social, que será expresada en una serie de documentos enviados a la prefectura, tanto por los propietarios, como por los colonos.

Los colonos de la hacienda Karapata, al enterarse de las disposiciones emanadas del gobierno, solicitan al hacendado la creación de una escuela al interior de su propiedad. Por su parte Zenón Aliaga propietario de Karapata se niega a cumplir con tal requerimiento. Los colonos ante su negativa, proponen pagar al preceptor (profesor), cosa que también es  rechazada. Ante la presión de los colonos finalmente, Aliaga acepta la instalación de la escuela, pero gracias a sus relaciones con las autoridades, consigue que se nombre como preceptor a una persona de su conocimiento y confianza,[16] al señor David Salazar Portugal a quien nombra a la vez administrador de la propiedad. Los colonos advirtiendo un engaño en este  nombramiento  se resistieron ha aceptar   a Salazar por conocer sus antecedentes y considerarlo un explotador.

Ante la negativa, el patrón Zenón Aliaga, el 25 de Julio de 1945 presenta denuncia formal contra los colonos Francisco Quispe Yujra, Mauricio Quispe, Esteban Quispe, Feliciano Condori, Hilario Condori Yujra, Emilio Yujra y Valentín Ponce, Calixto Quispe y otros por ser instigadores para que los demás colonos fieles al patrón los sigan. Por su parte los colonos fieles al patrón declaran que los instigadores piden “ramas” o contribuciones, con el fin de obtener la finca.

En estas denuncias  el patrón, culpa al corregidor de Aygachi, como azusador de los indígenas, ya que el realiza reuniones con ellos, sacándolos incluso del trabajo. El conflicto se agudiza  el mes de septiembre, el día 5 de este mes el patrón presenta la siguiente denuncia:
            “. . . los colonos de esta propiedad se han declarado en un
            franco  estado de huelga de brazos caídos, ejercitando el
            sabotaje y dejando de cumplir  las obligaciones inherentes a
            todo colono. .”[17]

Además de ello informa que solicitó una comisión para que observe el caso, esta solicitud es aceptada por las autoridades  y al siguiente día  se presenta en la hacienda una comisión conformada por el Intendente Hugo Valdéz, el teniente carabinero Humberto Bilbao la vieja y un carabinero de apellido  Callizaya, esto con el fin de que, les expliquen en su propio idioma a los colonos, los alcances del D.S. del 15 de Mayo.

 Pero al arribo de la comisión  a Karapata, los indígenas se hallaban en Cabildo abierto, en el local de la escuela de Batallas, bajo la presidencia del preceptor Ayala. Los miembros de  dicha comisión llegaron al lugar, pero fueron recibidos con insultos, hasta ultrajes, saliendo herido el carabinero Callizaya, puesto que los indígenas, según denuncia de estos funcionarios, estaban bebiendo.

Luego de recibir esta información, el prefecto del  departamento manda a capturar a los cabecillas de esta agresión, en este caso al profesor  Ayala de Batallas, y a los indígenas; Francisco, Mauricio, Gregorio, Calixto Quispe, Santos e Hilario Yujra, para seguirles sumario criminal.

En el sumario criminal que se realizó el 7 de septiembre declaran los detenidos, ante el juez. El profesor sostiene que los indígenas[18]de Karapata le pidieron en una ocasión que los apoyara en la creación de la escuela, petición  a la que él accedió, aunque vio la clara oposición de David Salazar, el administrador   y  de Aliaga el patrón de la finca. Respecto a los sucesos del 5 de septiembre sostiene  que él no instigó a nada y que más bien trató de apaciguar los ánimos, ya que repentinamente la comisión llegó a  punta de disparos de fusil y en estado de ebriedad, ultrajando a los indígenas, aclarando que era evidente que en el lugar había otros que de igual manera se hallaban borrachos y que se abalanzaron  sobre ellos e hirieron al carabinero. Todos estos argumentos son respaldados por los indígenas en sus declaraciones agregando uno de ellos, Hilarión Yujra lo siguiente:

“Los motivos para que exista resistencia hacia el patrón, han sido por que él no quiso que se creara una escuela para alfabetización de nuestros hijos”.[19]        

Luego de las declaraciones, el resultado del dictamen favorece al patrón,  convulsionando la hacienda al grado tal que el 8 de Septiembre el Sub – jefe de policía informa a la prefectura que los propietarios, los hermanos Aliaga, tuvieron que abandonar  la hacienda Karapata por temor a represalias.

Los siguientes meses los hermanos Aliaga, mandan cartas a los ministros buscando restablecer su situación y castigar a los indígenas, en ellas hacen alusión a que los colonos inventan que esas tierras son sus tierras desde la colonia, a lo que los colonos responden:

“El Ayllu, Karapata pertenecía a Huarina y se halla registrado en documentos de 1571, 1658, 1718, 1738, piden testimonio a los hermanos Aliaga  y esos   tienen que citar suscritos por toda la indiada de Karapata[20].  

Luego del colgamiento de Villarroel, los latifundistas Aliaga presentan con mayor fuerza sus argumentos sindicando al MNR, como el principal instigador de los colonos, pues les venden carnet de militantes.

“Toda la peonada de nuestra hacienda, se encuentra legalmente  inscrita en el registro del MNR, ya que todos ellos tienen carnet del partido   como  consta en el registro político del MNR que ha sido publicada en  fecha 9 de Agosto de 1946, en la edición del vespertino      “Ultima Hora”[21]

Desde el 8 de septiembre de 1945  hasta fin de año los colonos, se hacen cargo de la hacienda evitando incluso que el patrón entre a la misma. Este hecho da pie a que a los indígenas vayan estructurando una organización sindical sólida, la misma que se pone en vigencia el 11 de Noviembre de 1946, denominándose, Unión Sindical de Labriegos de Aygachi, ligándose luego, con la reciente creada (19 de diciembre) Federación Agraria Departamental de La Paz, constituyéndose en uno de los primeros del altiplano norte paceño.[22]

La Sociedad Rural Boliviana, ante el surgimiento de estas organizaciones y los conflictos suscitados en el agro, pedían que se envíen fuerzas de represión para frenar este avance, ante lo cual estalló una sublevación de grandes proporciones.

El día 8 de enero de 1947, según Barcelli, se reunían en un punto cercano a Pucarani 200 Caciques que decidieron solicitar a las autoridades su sindicalización[23], aunque la documentación no menciona a estos caciques que los días 9, 10, 11,  movilizaron a los indígenas de Kaparata y Chojnacollo, en grandes proporciones. El alcalde de Puerto Pérez, sostiene que esta situación es generalizada en los otros cantones que unos 1000 indios provistos de armas de fuego, ondas y palos, habían asaltado a algunos comerciantes y viajeros, y otros 4000 campesinos armados se disponían a atacar a las poblaciones de Puerto Pérez, Pucarani y Aygachi[24] 

El principal foco conflictivo fue sin duda Karapata. Por eso el día 12  de enero, de Pucarani sale una patrulla a reprimir a los alzados, ante su presencia, los campesinos emprenden la fuga, pero son apresados 20 de ellos, luego son liberados sin mayores consecuencias. Sin embargo, son hallados documentos del sindicato de Aygachi, donde plantean a las autoridades lo siguiente:

               Primero:   Que se funden escuelas para la
                               culturización de la clase  indígena.
               Segundo:   Que se autorice la organización de
                                Sindicatos de labradores se les reconozca
                                 Personería jurídica.
               Tercero:     Que se los proteja contra los abusos de
                                  determinados patrones.          

Luego de estos hechos parece reinar tranquilidad en el altiplano Norte, sin embargo, se presentan otros casos en la provincia Pacajes, en Aroma y se hacen generalizados en todo el país, los primeros seis meses de 1947.

En La Paz el 4 de febrero, La Federación Agraria Departamental emite un manifiesto[25] donde denuncia todos los abusos y su disposición a luchar contra ellos, aclarando lo siguiente:
“no somos un partido político, sino una organización sindical, que nada tiene que ver con los nací fascistas, piristas, falangistas y otros que basados en doctrinas Socialistas de tipo dictatorial que echan la mano a Organizaciones obreros, y aprovechando su ingenuidad  en beneficio de sus intereses políticos.[26]
En este mismo documento menciona a quienes participan de su organización:

“ Labriegos del cantón Topohoco, labriegos del cantón Caquiaviri, labriegos del cantón San Pedro, labriegos del cantón Ahigachi, labriegos del cantón Cucuta, labriegos de la provincia Los Andes  y labriegos del cantón Araca”

Como se comprueba aquí; los campesinos pese a tener ciertas vinculaciones con el MNR; se organizan alrededor  de la federación anarquista, ligada a la FOL – En la provincia Los Andes, encontramos la existencia del sindicato de Aygachi y de Laja, esto también se demostrará en hechos posteriores.

El 1ro. de Junio de 1947, los hermanos Aliaga propietarios de la hacienda Karapata entregan la propiedad en calidad de transferencia, a un tercero, con la finalidad de aislarse del problema, pero más bien lo profundiza, porque  ante esta nueva situación, se inicia una nueva sublevación de los colonos de Karapata esta vez  junto a los colonos de Pantani y Esquivel. El 3 de junio avanzan hasta la hacienda  Tacanoque, y victiman a su propietario el Dr. Agustín Pietro y a su sobrina Ana Vilela. Las investigaciones de estos hechos acusan a los indígenas Esteban Quispe y a Antonio Yujra como cabecillas de esta sublevación. Esteban Quispe Yujra, como se desprende de las declaraciones, en estos luctuosos acontecimientos vestía uniforme militar y se hacía llamar  “General”.

Los hechos de Karapata y Tacanoque, repercutieron en el ámbito nacional, la Sociedad Rural Boliviana, repudió enérgicamente los hechos y en el entierro de Prieto solicitando al gobierno ser enérgicos en la aplicación de la ley. La Unión Cívica Femenina organizó una marcha de protesta que contó con 10.000 personas en las calles paceñas. De todos los hechos se le inculpó a la FOL, por ello el 8 de Junio se ordenó el desplazamiento de Fuerzas Armadas a la provincia Los Andes a capturar a los culpables, en estos hechos se produjeron muchas arbitrariedades contra los indígenas -campesinos, siendo capturados varios de ellos.

A mediados de Junio, se inició un juicio criminal contra los alzados, de las declaraciones se desprende la siguiente relación:
“ El General Esteban Quispe Yujra, no niega su participación, pero dice que fue una equivocación por que lo que ellos buscaban era la sindicalización y la fundación de escuelas, por su parte Antonio Yujra declara que el “ General había impartido órdenes de atacar a las Haciendas de Karapata, Cachilaya, Cutusuma, Pantuni, Esquivel, Chojasini y Cuyawanay que Simón Zurita, Modesto Escobar y N. Escobar eran miembros de la FOL y que Marcelino Quispe Yujra Era secretario general del Sindicato Agrario Departamental” [27]

Luego del juicio criminal, son sentenciados 204 indígenas, habiéndose fugado otros y se los confina en la zona tropical de Ichilo en el departamento de Santa Cruz, junto a otros que intentaban rescatar a los prisioneros de la cárcel de la calle Murillo, llegando a 270 los confinados según listas presentadas en el juicio[28].

En la hacienda Karapata como represalia se echa del lugar a las familias de los sublevados y son demolidas sus casas, a fines de 1948, siendo este año  la culminación de todo un ciclo de hechos, suscitados desde la década de los treinta y no es atribución particular de la organización sindical que fue una forma organizativa más, para canalizar la lucha del movimiento campesino de la Provincia Los Andes.

Sin embargo; su conexión con los hechos ocurridos a lo largo de la década del 40 es indudable, su ligazón con el movimiento obrero organizado en la FOL, con la organización de los mineros que haciendo suya la tesis de Pulacayo a lo largo del sexenio se constituyen en la clara vanguardia de los movimientos sociales que culminan con la insurrección del 9 de Abril de 1952.[29]

CONCLUSIONES

La sublevación de Karapata y Tacanoque, sin duda es fruto de la crisis del modelo de la hacienda feudal que sometía a la mano de obra de los colonos indígenas. Así mismo, el surgimiento de los sindicatos indígenas-campesinos, parece ser parte de una crisis de legitimidad de la red de Caciques apoderados  que a lo largo de la mitad del siglo XIX y parte del XX, representaron a las comunidades indígenas, aunque es lógico suponer que esta forma de defensa continuó varios años, lo evidente es que el proceso de organización sindical surgido en las haciendas cobró mayor vigencia cuestionando en la práctica la misma vigencia de la organización del ayllu andino, pero este tema es parte de otra investigación que se debe realizar pues tenemos que visibilizar esta problemática a través de los procesos de organización de las comunidades adoptando patrones occidentales en las formas de elección de los líderes sustituyendo en muchos casos a las autoridades de las comunidades.













FUENTES
ALP. Correspondencia prefectura de La Paz
ALP  Expedientes de la prefectura
BIBLIOGRAFIA
ANTEZANA, Luís. Las Organizaciones Sindicales Campesinas, SNRA,  La Paz 1970.
Arze Aguirre, René. Guerra y conflictos sociales: El caso rural boliviano durante la campaña del Chaco, CERES, La Paz, 1987.
BARCELLI, Agustín. Medio siglo de luchas Revolucionarias, en Bolivia, ed., del Estado, dependiente de la Dirección  de Informaciones de la Presidencia  de la República, La Paz 1959
DANDLER Jorge, “El congreso Nacional Indígena 1945  y la Rebelión campesina de Ayopaya (1947), 133–239 en: Sindicalismo Campesino en Bolivia, Instituto interameri-
Cano, serie antropología social.Bolivia la fuerza Histórica del Campesinado, CERES - México 1989.
FOUCAULT, Michel, 1985. Historia de la sexualidad “la voluntad de saber ed. Siglo XXI,  México 1985.
PAZ, Ballivián Danilo.Estructuras agrarias en Bolivia,  ed. Popular, La Paz 1983.
ROMERO,Hugo. Los sindicatos campesinos de Bolivia: estudios de los orígenes y desarrollo de una forma de asociación campesina y una sociedad                                                                      campesina en una sociedad combinada, (Mimeografiado) La Paz, 1970.



[1] Este trabajo se comenzó a escribir con el apoyo de Qhana en 1990, el autor fue parte circunstancial del equipo de capacitación sindical de esta institución, en el Centro de Capacitación de Corqueamaya, provincia los Andes.
[2] Concepto acuñado por René Zavaleta Mercado para interpretar a la sociedad boliviana.
[3] Véase, René Arze Aguirre. Guerra y conflictos sociales: El caso rural boliviano durante la campaña del Chaco, CERES, La Paz, 1987.

[4] Dandler sostiene lo siguiente respecto a  la intermediación :
“Básicamente éste fenómeno consiste en un contrato mutuo entre dos partes de posición social desigual en el cual la persona de mayor prestigio social dispensa protección a cambio de apoyo político, lealtad o servicios proporcionales por la persona de menor rango” Jorge Dandler, “El congreso Nacional Indígena 1945  y la    Rebelión campesina de Ayopaya 1947”en: Sindicalismo campesino en Bolivia, CERES. México 1989, p. 9

[5] Hugo Romero. Los sindicatos campesinos de Bolivia; estudios de los orígenes y desarrollo de una forma de asociación campesina y una sociedad campesina en una sociedad combinada (Mimeografiado) La Paz, 1970. p.12.

[6] Véase  René Arze Aguirre. Guerra y conflictos sociales: El caso rural boliviano durante la campaña del Chaco, CERES, La Paz, 1987.
[7] Danilo Paz Ballivián, Estructuras agrarias en Bolivia,  Ed. Popular                                                                     La Paz 1983. p.2.
[8] ALP CP provincia Los Andes 1939, denuncia presentada a la prefectura, por el apoderado de Chililaya
[9] ALP. EP. ¨Prov. Los Andes 1945, Memorial presentado al Ministro de gobierno por los colonos de Ticuyo
[10]. ALP EP. Prov. Los Andes 1945, Memorial presentado al ministro de gobierno por los colonos de Ticayo
[11]ALP EP. Prov. Los Andes 1945, denuncia del indígena Bruno Pacoma de la hacienda Viluyo de Laja.
[12] ALP EP. Prov., Los Andes 1946, Payta denuncia de José Carbalho  encargado de la Hacienda Lacaya
[13] ALP EP. Prov. Los Andes 1947, denuncia de María Cristina Iturralde propietaria de la hacienda Palcoco.

[14] ALP EP. Prov. Los Andes 1947, denuncias de Israel Ballivián contra Emma Ballivián y Rosa de Clavijo,   respuestas de los propietarios y contra denuncias Marzo de 1947. 
[15]  ALP. PR. Provincia Omasuyos, 1894.
[16] ALP EP Prov. Los Andes 1945, oficio de los propietarios hermanos Aliaga la sociedad rural Boliviana.
[17] ALP EP Prov. Los Andes 1945, oficio de los propietarios hermanos Aliaga la sociedad rural Boliviana.
[18]    ALP EP. Prov. Los Andes 1945, denuncia del hacendado Zenón Aliaga, contra 20 colonos y declaraciones de los colonos allegados a él.

[19] ÁLP EP. Prov. Los Andes 1945, denuncia de Zenón Aliaga en contra de sus colonos de la hacienda Karapata, versión ratificada por el teniente Bilbao. La vieja en su informe a sus superiores.
[20] ALP EP Prov. Los Andes 1945, declaraciones de Rigoberto Ayala Clavijo y el colono Hilario Yujra.

[21]  ALP EP Prov. Los Andes 1945, informe del sub – jefe de policía desmintiendo la acusación contra los   colonos de Karapata; ALP EP Prov. Los Andes, 1947, carta a la Sociedad Rural Boliviana, enviada por los hermanos Aliaga.


[23] Agustín  Barcelli. 50 años de luchas sindicales en Bolivia, 1958,
p. 195
[24] Hugo Romero. Los sindicatos campesinos de Bolivia; estudios de los orígenes y desarrollo de una forma de asociación campesina y una sociedad campesina en una sociedad combinada
( Mimeografiado) La Paz, 1970. p.12.

[25] ALP EP. Prov. Los Andes 1947,  Manifiesto de la Federación Agraria Departamental de La Paz, adherida a la Federación local, se dirige al campesinado y a los trabajadores en general. 
[26] Esto es también reconocido por Xavier Albo, que sostiene lo siguiente:
    “En la provincia Los Andes, en esta área (Pucarani y Peñas),  surgió uno de los primeros sindicatos campesinos en la época de  Villarroel”, p. 15, Véase de Xavier Albo...50 años de luchas campesinas en Achacachi, CIPCA 1978.
[27]  Hugo  Romero, Los sindicatos, Op. cit., p.33.  
[28] Lista de los confinados del levantamiento de Karapata y Tacanoque.
[29] ALP EP. Prov. Manifiesto de la Federación Agraria Departamental de La Paz adherida a     la Federación local, se dirige al campesinado y a los trabajadores en general. 

HISTORIAS AMAZÓNICAS EN BOLIVIA II

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